sábado, 15 de marzo de 2014

No hace falta entender

Quizás no sepamos ahora ni lo que somos ni lo que fuimos. Mucho menos lo que vamos a ser. Impredecibles hasta para nosotros mismos.

Según la memoria de Patch era el viernes 20 el día que comenzamos uno de los más históricos paseos que la humanidad quisiera recordar. Podíamos haber obviado aquella posibilidad y aún me preguntó por qué no lo hicimos. Paseamos como los dos desconocidos que éramos por aquel lugar de dudosa belleza pero de curiosa armonía con nuestras historias, que ya deseaban contarse la una a la otra.
No estábamos establecidos como amigos. Ni siquiera como personas.

jueves, 6 de marzo de 2014

Donde caben dos...


-¡Sígueme!- me gritó entonces Petch al tiempo que echaba a correr.Y le seguí.

Corriendo, esquivando muebles, empleados, clientes, armados con la ilusión de la Vida Grande; dos jóvenes con ganas, aunque en mi caso fuesen ganas de tener ganas, pero ganas al fin y al cabo, desconcertaron juntos por vez primera al mundo. Corrimos como los niños corren por el parque, sin miedo y sin mirar atrás atravesando distintas habitaciones de diseño, disfrutando de las caras de desconcierto que sembramos a nuestro paso.

Risas, estupideces y más risas. Humor absurdo. Cordura desatada. Madurez inmadura. Sáltabamos y esquivábamos todo lo que se ponía en nuestro camino, sin detenernos jamás, riendo a caracajadas. Yo no sabía por qué corríamos, pero era feliz corriendo, siguiendo a Petch, ese extraño conocido.

Pensaba en Carine en cada momento, en la última vez que estuve con ella en aquel lugar, buscando espejos. Era mi Amor por ella lo que me movía a seguir viviendo, la luz al final del túnel de oscuridad del que creía haber salido. No era consciente de todo el fruto que iba a dar ese Amor tan sincero. Ni sospechaba todo lo que sufriría. Simplemente corría, riendo y soñando despierto con decorar mi vida con desconcierto y aventura. Soñando soñar y nunca despertar. Disfrutar de la Felicidad máxima del absurdo impulso que genera sonrisas a su paso.

Corriendo entre los sueños de otros muchos, ignorando el poder de mi ilusión.

Alejándome  de las sombras  que acechaban expectantes, calculando el siguiente movimiento,
que    
                      buscaba    
                                      
                            
                                 hundir



                                                     mi balsa





                                              en el ancho






                                                               y oscuro







                                                                                                                mar.
Patch

domingo, 23 de febrero de 2014

De cómo Don Quijote conoció a Sancho o "el prólogo de la historia que cambiará el mundo"


Instinto
          
            Impulso
                                                                                                                  ¿Amor?
                          Intuición

                                           Inercia



Todo llevaba a ello. Todo. Sí, se cerraron las puertas del metro. Las puertas de la vida se abrían a una nueva oportunidad. Petch no lo sabía pero iba a dedicar los próximos meses a cerrar ventanas llenas de atardeceres y sueños de lejos y a abrir puertas hacia nuevos horizontes junto a él, Patch.

Todo iba a ir sobre ruedas, ruedas de tren, de bus, de metro, de bicicleta o de lo que fuera. Hacia ninguna parte y hacia todos los lugares habitables y por habitar. No lo sabían, pero se abrían los cambios del camino más transitado de la historia, el de soñar juntos.

Como una profecía cumplida por Dios apareció Patch en la vida de Petch. Patch suponía la persona que Petch había imaginado tiempo atrás. El complemento a sus aventuras diarias. El necesario catalizador de su vida nueva. Petch se iba reconstruyendo como quien rehace unas bellas ruinas del pasado que nadie quiere olvidar y sin embargo nadie recuerda.

Reestructurarían su vida juntos al final. De momento solo conocieron pinceladas de su pasado. Poco a poco conocieron sus vidas como si se conocieran a sí mismos. En un largo mes de septiembre, dos amigos comenzaron sus andaduras. Dispuestos a batir gigantes en duelo, a ir lanza en mano a cambiar el mundo. Paseando por el lago de su campus un día cualquiera (que nunca más sería un día cualquiera y que haría que ningún día fuera uno más) conocieron sus pasados y similitudes, y vieron como mágica y divinamente, sus historias parecían sacadas del mismo cuento. Lo que no se esperaban es que las sorpresas del vivir al día les harían unir el cuento al futuro. El cuento que cambiará el rumbo de la historia. El cuento de dos locos sin ganas de parar, sin cansancio que valga, sin un ápice de miedo. Cargados de fe, de valentía, de locura y de piezas del puzzle que hará que, como un nuevo amanecer, el mundo sea más feliz y bello.

Petch se dejaba guiar por la vida instintiva. Por Dios en la intuición y en la fe pura del día del corazón. Ahora iba a saber moverse por el impulso más puro del corazón, más pleno, más lleno. Su locura se había acrecentado con el conocimiento de Patch: solo quedaba vivir la vida entre inercias de olas de sentimiento.

Una vez más, empezaron algo que parecía un gran sueño. Ahora había llegado el momento de verdad. El momento de cumplir los sueños a lo grande, de no cesar en el intento, de no parar, de cansarse y seguir adelante, de no caer sin levantarse, de bailar sin comprender, volar, reír y hacer reír, de cobrarle nosotros el sentido a la vida.

Petch

viernes, 21 de febrero de 2014

Nuestro "Estudio en Escarlata"

El lugar es Madrid. Prácticamente desconocido para los protagonistas de la historia. Dos jóvenes inquietos de similar naturaleza y forma de vida.

La vida de Patch se había roto, su esencia se evaporó. Su energía y sus ganas de vivir eran cenizas. Había empezado la carrera por empezar algo. Vagaba sin rumbo, a punto de detenerse. Pero ese septiembre todo cambió.

Por suerte para él, Dios está en todas partes.

El 13 es la fecha que recuerda. Aunque no tiene que ver con su amistad con Petch, hablar de ese septiembre y no mencionar el día 13 era olvidarse de la vida de Patch.
En una fecha cercana a la ya mencionada, los protagonistas de Rutinga se encontraron por primera vez. Se dieron la mano y volvieron a casa sin darse cuenta de la importancia de lo que acababa de suceder. Era ese el primer acto de aquella historia aún sin terminar.

Las puertas del Metro se cerraban cuando Petch entró en el vagón en que charlaban Patch y otro compañero. Volvían comentando algo acerca de las clases y las ganas de empezar. Fue él quién les presentó, al aparente lector empedernido que venía de lejos y al joven de sonrisa triste que en ese momento no era ni siquiera Patch.

Poco se me ocurre decir de aquel momento, pues fue escasa su duración. Fue una presentación más, otro nombre a recordar. Aparentemente no significó nada, el mundo siguió girando y el tren continuó su camino sin inmutarse. Sin embargo Patch se quedó intrigado, Petch sujetaba en sus manos el último libro que se había leído, el peligroso y desgarrador relato sobre la vida de "El lobo estepario". 

Pasada una semana de ese primer encuentro, volvieron a verse fuera de clase y charlaron animadamente durante horas. Descubriendo la similitud entre sus vidas. A la espera de un futuro curso de naturaleza inesperada.

Patch

jueves, 20 de febrero de 2014

Instinto Rutinga

Rutinga es una forma de vida. 
La nuestra. 

La aventura constante de respirar cada momento. Inspiración diaria, corazones inquietos. Es hacer el estúpido sin ataduras. Es no pensar y sentir. Es vivir, Vivir viendo. Sentirse capaz de volar. Es viajar a través de cada sonrisa. Sorpresa constante. Rutina revalorizada. Organización desorganizada. Soñar, soñar a lo grande y luchar por los sueños. 

Es hacer planes que consisten en improvisar constantemente. Es ser incomprendido pero comprender. Es ver la vida con los ojos cerrados y la mente despierta. Es viajar sin rumbo hacia destinos inciertos. Es ilusionarse sin miedo ni atadura. Es seguir viviendo el cuento, el que nunca debió terminar.

Es empezar, empezar y volver a empezar. 
Es comenzar a cumplir cada sueño, sin miedo a fracasar.
Es nuestra vida. Rutinga.